Es posible disminuir el riesgo de contagio del coronavirus en las oficinas si se adaptan los espacios y se emplean herramientas seguras.
A pesar de que muchas empresas han optado por el teletrabajo debido a la pandemia del COVID-19, hay otras que no pueden migrar totalmente a ese modelo, porque las funciones de sus colaboradores no pueden realizarse desde casa. Fábricas, empresas del sector alimenticio, manufactura, laboratorios farmacéuticos, bodegas o empresas de envíos, entre otras, son solo algunos ejemplos de organizaciones que no pueden continuar sus labores de forma remota.
Por ello es necesario tomar medidas preventivas en el acondicionamiento de los espacios, a fin de que las labores puedan continuar sin poner en riesgo la salud de los trabajadores:
- Delimitar la estación de trabajo: la distancia prudencial entre personas es de dos metros y no debe haber contacto entre ellas, según recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este sentido, las empresas deben adecuar sus instalaciones a fin de garantizar el distanciamiento seguro entre los colaboradores, incluso en los accesos y en el tránsito entre espacios.
Es importante disponer unos cuantos espacios cerrados que aíslen a algunas personas, bien sea porque sus funciones lo recomiendan o porque forman parte de la población en riesgo. La clave está en el distanciamiento y la protección, asegura Yvonne Maldonado, especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford. Además, los colaboradores deben contar con guantes y tapabocas, porque no sabemos quién puede estar enfermo.
- Evaluar el contacto con objetos y superficies: el coronavirus puede detectarse después de cuatro horas en objetos de cobre, después de 24 horas en cartón y hasta tres días en plástico y acero inoxidable, según un estudio publicado en el New England Journal of Medicine. Por ello es fundamental revisar las superficies de la oficina y adecuar algunos objetos de uso cotidiano para evitar el contacto directo con las manos y disminuir el riesgo de contagio. Para ello se recomienda:
- Modificar objetos: las puertas, por ejemplo, pueden funcionar perfectamente sin manillas y abrirse con pies, codos u hombros.
- Aprovechar la tecnología: la innovación tecnológica puede ser una gran aliada. Las oficinas deben usar la mayor cantidad de sensores posible para automatizar actividades cotidianas como encender y apagar luces, activar y desactivar las griferías del agua, descargar las cisternas de los baños o activar sistemas de ventilación.
- Utilizar el mobiliario adecuado: en crisis como la actual, la practicidad es clave. Por ello es indispensable contar con muebles de oficina apropiados, como sillas y escritorios livianos y con ruedas, que puedan moverse con los pies o la cadera y que sean fáciles de limpiar, o escritorios con paneles que puedan separar a los trabajadores para prevenir el contacto. También hay que evitar los muebles con superficies con texturas o con formas abstractas y elegir los de superficies lisas y materiales que no absorban muchas partículas. En este sentido es importante que almacenemos los muebles que no son recomendables en este momento y nos quedemos únicamente con los que tengan las características seguras.
- Garantizar la ventilación: según la OMS, tanto el flujo limitado de aire como su mala calidad facilitan la propagación del virus. En este sentido, es necesario garantizar que los espacios de trabajo estén bien ventilados y que haya flujo de corriente natural. Aún no está claro a qué temperatura y humedad sobrevive el virus; lo importante es mantener ambas variables controladas, sin que ocurran cambios repentinos, y asegurarse de mantener el flujo de aire y los espacios limpios.
- Cuidar la limpieza y el aseo: deben reforzarse los protocolos sanitarios. El personal de aseo debe profundizar la limpieza diaria y los colaboradores deben desinfectar sus teléfonos, computadores y cualquier otra herramienta de trabajo. Debe proveerse jabón y toallas húmedas desinfectantes en todos los espacios ocupados por personas durante la jornada laboral.
- Establecer prácticas de trabajo seguras: se recomienda realizar cambios en las jornadas, para garantizar que exista poco o ningún contacto entre los colaboradores y para que se respete la distancia prudencial de dos metros; un ejemplo es establecer jornadas rotativas o trabajar por turnos. De igual forma es importante conocer la situación personal de los trabajadores y de su núcleo familiar o círculo de convivencia, pues de ello dependerá la necesidad de extremar los cuidados o no; incluso de considerar el aislamiento en la oficina.
El virus se puede controlar si se toman medidas de seguridad en los espacios de trabajo: delimitar las distancias entre las personas, adecuar las superficies y los objetos, utilizar el mobiliario adecuado, aprovechar la tecnología, garantizar la ventilación, reforzar el aseo y establecer prácticas de trabajo seguras. Todas estas medidas exigen trabajo en equipo, receptividad y colaboración.