Cómo puede el diseño de oficinas ayudar a prevenir el burnout
Las organizaciones buscan entender a las distintas generaciones de la fuerza laboral para diseñar sus estrategias de talento, según el estudio “Tendencias globales en capital humano 2020” de la consultora Deloitte. Conoce en esta nota los aspectos clave para construir equipos multigeneracionales.
Los equipos multigeneracionales crean valor a las empresas: permiten intercambiar habilidades, experiencias y puntos de vista. No obstante, una mala gestión de los equipos puede causar problemas. Cada generación tiene formas particulares de relacionarse y comunicarse que se reflejan en aspectos que van desde la vestimenta hasta la organización del espacio de trabajo. De allí el reto de construir y liderar un equipo multigeneracional.
Durante una jornada laboral, las diferencias generacionales pueden crear tensiones y malentendidos. En este escenario, cabe preguntarse cómo un gestor de proyectos puede superar estos problemas y liderar con éxito sus equipos. En el presente artículo respondemos esta interrogante.
1. Tener en cuenta las ventajas del trabajo multigeneracional
La mayor ventaja del trabajo en conjunto de personas de distintas generaciones es la confluencia de diferentes habilidades, una circunstancia que promueve la creatividad y facilita la solución de problemas. La interacción entre personas con puntos de vista distintos también enriquece personal y profesionalmente. Relacionarse con diversas formas de pensar durante las ocho horas de un día de trabajo forma personas tolerantes y de mentalidad abierta.
2. Conocer a las diferentes generaciones
Cada generación tiene sus propias motivaciones, habilidades y preocupaciones, y es indispensable conocerlas para gestionar con éxito un equipo multigeneracional. Actualmente, en las empresas es usual encontrar trabajadores de las siguientes generaciones:
- Baby boomers (nacidos entre 1945 y 1964): esta generación se caracteriza por valorar la estabilidad y la seguridad del empleo. No es un problema conservarlos en las organizaciones; de hecho, muchos baby boomers han permanecido en la misma empresa durante toda su vida laboral. Quieren crecer en la organización y son leales a ella. Para ellos el trabajo remoto o las actividades recreativas no son tan relevantes. Prefieren la comunicación formal y trabajar en la oficina.
- Generación X (1965-1980): comparten con los baby boomers el interés por la lealtad y los ingresos, pero, a diferencia de ellos, valoran la flexibilidad en el trabajo. Han sido testigos de varios cambios sociales y tecnológicos, y conocen el mundo antes y después del desarrollo de las tecnologías digitales. Su cercanía tanto a los baby boomers como a los millennials les permite trabajar bien con ambos grupos. Sus características son la adaptabilidad, la creatividad y la independencia. Una empresa con visión de futuro resultará atractiva para la generación X.
- Millennials (1981-1996): manejan con destreza la tecnología. Su lealtad y su permanencia en la empresa están condicionadas a que la organización valore su contribución. Sus prioridades son la calidad de vida y el crecimiento personal y profesional. Por eso buscan empresas que les ofrezcan equilibrio entre sus vidas profesional y personal. Para retener a los millennials la clave es la flexibilidad de horarios y de espacios de trabajo. Prefieren las formas directas e informales de comunicación, así como recibir opiniones sobre su trabajo.
- Generación Z (1997-2021): son los trabajadores más jóvenes en las organizaciones. Su prioridad no es el estatus ni un salario alto. La empresa que otorgue ventajas secundarias, libertad y atractivos espacios de trabajo tendrá más éxito para retener a esta generación. A la generación Z le atraen las empresas comprometidas con la sostenibilidad medioambiental y la responsabilidad social. Además, son nativos digitales y personas muy visuales.
3. Entender las diferencias generacionales
Cuando se entienden las diferencias entre las generaciones, es más sencillo adoptar estrategias para potenciar sus diversas habilidades, integrarlas y crear sinergias.
Tener en cuenta las motivaciones de cada generación ayuda también a identificar qué necesita cada miembro para su desarrollo personal y profesional. Esto permite mejorar los sistemas de reconocimiento y recompensa.
4. Más allá de las generaciones: conocer a las personas del equipo
Si bien las personas de una misma generación comparten rasgos, cada individuo es único y sus propias expectativas también. Por ello, un verdadero líder no juzga por estereotipos generacionales. Por el contrario, debe saber qué piensa cada trabajador, qué habilidades tiene y cuáles son sus motivaciones.
Un gestor que conozca a cada persona sabrá identificar sus fortalezas y debilidades para aprovechar todo su potencial. Así conseguirá un equipo fuerte y equilibrado con personas que se complementan unas a otras.
5. Fomentar la integración entre los trabajadores de diferentes generaciones
El aprendizaje conjunto es la clave de un equipo multigeneracional, pues permite que individuos de diferentes generaciones intercambien conocimientos y visiones. Así, la experiencia de las generaciones mayores se puede complementar con la habilidad tecnológica de las más jóvenes.
6. Comunicarse por varios canales
Es importante que el líder y los miembros del equipo escojan el canal de comunicación preferido por cada generación. Los jóvenes prefieren usualmente canales digitales, mientras que las personas mayores suelen optar por la comunicación personal.
7. Ser flexible
La flexibilidad permite a las empresas adecuarse a la diversidad de sus trabajadores, crear un mejor ambiente de trabajo y aumentar la productividad. Y aunque los millennials y la generación Z valoran más la flexibilidad que otras generaciones, al final del día es un beneficio para todos.
Pero no solo se trata del horario del trabajo, sino de otros aspectos como el código de vestimenta, la modalidad de trabajo o el espacio de trabajo.
El diseño de las oficinas es fundamental para aprovechar al máximo la interacción multigeneracional. No todas las generaciones se sienten a gusto en una misma área de trabajo; por eso es importante que resulte cómoda para todos y que cuente con un diseño que permita la interacción.
De allí que la arquitectura y el diseño de espacios interiores deban crear:
- Espacios privados, valorados especialmente por los baby boomers.
- Áreas comunes: las zonas de trabajo deben ser flexibles, para que todas las personas puedan usarlas. Es lo que se llama desk-sharing. Los millennials y la generación Z son quienes más disfrutan de estos espacios.
- Puestos de trabajo que fomenten la interacción y el trabajo en equipo. Sin embargo, también se deben brindar opciones para trabajo en privado según las preferencias y necesidades de los trabajadores.
- Mobiliario de oficina adaptado a las necesidades físicas de cada generación.
Otra opción son las oficinas híbridas, en sintonía con una tendencia que llegó para quedarse: el trabajo mixto. Para diseñar un espacio que facilite a los trabajadores tanto el trabajo presencial como el semipresencial deben tomarse en cuenta los siguientes aspectos:
- Espacios flexibles: deben fomentar la colaboración entre los trabajadores de cualquier generación. Es irrelevante si las actividades se realizan de forma remota o presencial.
- Escritorios compartidos: la generalización de la flexibilidad de horarios lleva a reducir las oficinas personales y a disponer más escritorios compartidos.
- Cuidado de la salud, que se logra con la limpieza constante y el monitoreo de la calidad del aire.
- Inversión en tecnología: herramientas como el internet de las cosas y las redes wifi son indispensables para el trabajo mixto.
Un ejemplo exitoso de oficinas híbridas que incorporan estos aspectos son los espacios de cotrabajo. En estos lugares hay mobiliario de oficina para todas las generaciones: los que recuerdan al hogar (cortinas, cojines, sillas y escritorios ergonómicos), pero también pizarras, cajoneras y estanterías diseñadas con elementos decorativos modernos para las generaciones más jóvenes.
Los equipos multigeneracionales aportan valor a las empresas y a sus trabajadores, siempre que estén bien gestionados. En ese sentido, un buen gestor de proyectos debe convertir las diferencias entre las generaciones en una fortaleza para su equipo, por la complementariedad y las sinergias que se crean. Todo líder debe entender a las diferentes generaciones, reconocer que los trabajadores son personas con características únicas y fomentar su integración. Asimismo, son indispensables la comunicación y la flexibilidad.
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