No son pocos los retos para la arquitectura que seguirá a la pandemia. El reto es diseñar edificaciones que combinen seguridad sanitaria e interacción social.
Con la pausa obligada por la covid-19, el mundo entero se ha reinventado para adaptarse a una “nueva normalidad”. Las interacciones sociales han cambiado y cambiarán, así como los espacios en los que se desenvuelven las personas, bien sean viviendas, oficinas o espacios de recreación. En definitiva, vienen grandes retos para arquitectos y diseñadores.
En el ámbito laboral, a las personas lo que más les emociona sobre el retorno al trabajo es la interacción personal (88%), la conexión con la cultura organizacional (54%), la separación entre el trabajo y el hogar (52%) y el regreso a la rutina normal (52%), según un estudio realizado en Estados Unidos por la empresa de diseño Grupo DLR. Pero las personas también tienen preocupaciones: la cercanía con otros (58%), la limpieza y el aseo de los lugares compartidos (52%) y la adaptación a los nuevos protocolos de trabajo (45%).
Es decir, muchas personas quieren ver a sus compañeros, pero a la vez la cercanía les causa cierta angustia. De allí la importancia de adaptar los espacios, para ofrecer a los colaboradores tanto salud física como emocional.
Oficinas para después de la covid-19
Las nuevas oficinas tendrán menos ocupación para cumplir las exigencias de distanciamiento físico. Las áreas colaborativas se reinventarán, tanto en las empresas como en los espacios de cotrabajo. Las salas de conferencia cobrarán mucha fuerza, ya que son espacios que minimizan los riesgos de contagio, pues permiten mezclar a las personas que trabajan en las oficinas con otras que se conectan de manera remota. También se reducirán los hubs de colaboración y en las empresas deberán hacer cambios en los cafés y otras áreas de recreación o interacción social; en ese replanteamiento la tecnología y la innovación tendrán un papel preponderante.
El mobiliario de oficina deberá cumplir requisitos no solo estéticos o funcionales, sino higiénicos. En su construcción deberán usarse materiales seguros e higiénicos, es decir, fáciles de limpiar y poco o nada propensos a retener virus y bacterias por largo tiempo; de esta manera evitarán el contagio y la propagación de enfermedades.
Otro elemento nuevo serán las indicaciones para delimitar espacios en pisos o mesas, para asegurar la separación de 1,82 metros entre las personas.
Para la firma de bienes raíces Cushman&Wakefield la nueva normalidad va más allá de hacer cambios en una edificación. Implica un ecosistema que garantice seguridad, bienestar y funcionalidad y que al mismo tiempo fortalezca la cultura organizacional y estreche los lazos entre colaboradores.
Nuevas viviendas
Uno de los cambios más drásticos que ha producido la pandemia es el tiempo que se pasa en casa. Si bien las viviendas siempre han sido espacios en los que el diseño debía considerar la comodidad y el descanso, el tiempo de ocupación era limitado, incluso durante los fines de semana.
Ahora el diseño de viviendas debe concentrarse en crear espacios íntimos en los que reinen la comodidad y el confort, así como la sostenibilidad y la autosuficiencia, algo que no es nuevo en el campo de la arquitectura, solo que ahora se convertirá en una prioridad. A esto hay que sumar que las nuevas edificaciones deberán diseñarse de manera que se necesite un mínimo número de personas para labores de seguridad, mantenimiento y aseo.
Los espacios de trabajo en las viviendas también estarán en el centro de las preocupaciones de los arquitectos. Estos espacios dejarán de tener un papel complementario u opcional; ahora deberán incluirse entre las necesidades espaciales básicas. En las viviendas también serán necesarios los materiales seguros y que prevengan el contagio de enfermedades.
Espacios públicos
Créditos: The Gastro Safe Zone de HUA HUA Architects
Entre los proyectos más retadores se encuentran los espacios públicos, por ser los más concurridos. En este sentido, es necesario considerar la densidad poblacional y la distribución de los espacios de carácter público a efectos de facilitar la socialización entre las personas, aunque se mantengan separadas por las distancias recomendadas por las autoridades sanitarias.
Según el reconocido sociólogo Richard Sennett, en las construcciones o los espacios que concentran grandes cantidades de personas se comparten recursos de infraestructura, lo que contribuye a ahorrar energía o agua. Pero ahora en el diseño de esos espacios es necesario considerar las edades de quienes los usarán (ya se ha visto que las personas mayores son más vulnerables a las pandemias).
La arquitectura tendrá nuevos y alentadores retos. Las construcciones no pararán, pero se replantearán para considerar con especial atención unas de las necesidades más básicas de los seres humanos: salud y seguridad. Todo un atractivo desafío para los arquitectos.